“Toda blasfemia les será perdonada a los hombres pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada . Cualquiera que diga algo contra el HIJO del hombre será perdonado, pero el que hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero” (Mt. 12,31)
Permítanme que comience este escrito con una anécdota personal. Hace algunos años tuve ocasión de presenciar cómo un peón que trabajaba esporádicamente para mí ayudándome en una pequeña finca, ante una dificultad surgida mientras trabajaba, blasfemó contra la Patrona de Granada diciendo ” Me c.. en la Virgen de las Angustias”. Me sentí como paralizado y sin habla hasta el punto de que apenas pude reprochárselo con palabras. Habituado como estaba a oir blasfemias en las que aleatoriamente salían a relucir palabras como Dios, copón, hostia, etc.. me sorprendí a mí mismo por mi inusitada conmoción. Pensé más tarde que a cualquier hijo lo que más le duele es que mienten a su madre, muy por delante de las ofensas que pueda recibir él mismo. Pero no quedé satisfecho. Después llegué a pensar que las blasfemias contra María Santísima, menos oídas que otras, suponen en quien las escucha un dolor de ánimo mayor por la especial relación de la Virgen tanto con Dios como con nosostros sus hijos. Nuestro amor por Ella tiene algo de sensible y personal. Es cierto que el amor de Dios es “apreciativamente” infinitamente mayor que el que le tenemos a Nuestra Madre, pero éste es algo más personal y confusamente lo sentimos así al oir su nombre ultrajado. Ella es la Esposa del Espíritu Santo y las blasfemias contra Ella son aquellas que nos afectan más como si en el fondo nos sintiéramos sus hijos pequeños en el plano sobrenatural. Más tarde elucubré sobre la especial relación de María con el Espíritu Santo, pues Este ” la cubrió con su sombra por lo que el Hijo que nacerá de Tí será llamado Hijo de Dios” (Lc. 1.35) . Por eso llegué a pensar que la gravedad de las blasfemias contra María Santísima, la bendita Esposa del Espíritu Santo, participan de la gravedad de las blasfemias contra el Espíritu Santo. De ahí el obscuro presentimiento de su enorme gravedad que el Hijo de Dios denunciaba como blasfemias contra el Espíritu. Hasta el punto de decir que “el que habla una palabra contra el Hijo será perdonado pero no así el que hable contra el Santo Espíritu para quien no habrá perdón ni en este siglo ni en el venidero“. Esta última afirmación no debe entenderse como si la Iglesia (y claro está Dios) no tuviera poder para perdonar este pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo (lo cual está expresamente condenado por la Iglesia), sino que por el dinamismo intrínseco de esta blasfemia el alma se retirará de la gracia del Espíritu Santo a quien resiste, y también de la dispensación por María de las gracias, que sí podrían conseguir los pecadores para su vuelta a Dios. Este pensamiento cuajó en mí con una especial veneración con que estimo a María como la Esposa del Espíritu Santo a la que siempre invocamos al final del Rosario por tres veces como Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, añadiendo “Virgen castísima después del parto- Haznos humildes, puros y castos“, tal como muchos acostumbran. Por eso imagínense la satisfacción que sentí cuando pude leer por azar un pensamiento del incrédulo Miguel de Unamuno que textualmente dice así:” Se oye blasfemar de Dios y de Cristo y mezclarlos a sucias expresiones.De la Virgen no se oye blasfemar. Dijo Cristo que los pecados contra él se perdonarían, pero no los pecados contra el Espíritu Santo.Y pecado de los mayores contra el Espíritu Santo, es insultar a su Esposa y blasfemar de ella..(en Diario íntimo, Alianza Editorial, 3ª ed. Madrid, pp.29-31). En verdad uno se siente halagado por haber llegado a pensar casi lo mismo y con las mismas palabras que el gran don Miguel, de quien estoy a una distancia sideral en el plano humano e intelectual. En mi juventud repetidas veces visité el cementerio de Salamanca donde está el nicho de D. Miguel de Unamuno, en el que puede leerse el epitafio, supongo que por él muy meditado antes de su muerte
“ Méteme Padre Eterno en tu pecho
misterioso hogar
Allí dormiré
pues vengo cansado del duro bregar“
La Hna. Lucía dice ne la entrevista con el P.Fuentes lo siguiente que lo pongo por la coincidencia que muestra con Miguel de Unamuno
“Y es con una cierta inquietud, porque si nosotros despreciamos y rechazamos estos últimos medios, no tendremos ningún otro perdón del Cielo, porque habremos cometido un pecado que el Evangelio llama ‘el pecado contra el Espíritu Santo’. Ese pecado consiste en rechazar abiertamente, con todo conocimiento y consentimiento, la salvación que El ofrece. Recordemos que Jesucristo es un muy buen Hijo, y que El no permite que ofendamos y despreciemos a Su Santísima Madre. Debemos tener en cuenta, que a través de muchos siglos de la historia de la Iglesia, los obvios testimonios demuestran, por los castigos terribles que han acontecido a aquellos que han atacado el honor de Su Santísima Madre, cómo Nuestro Señor Jesucristo siempre ha defendido el honor de Su Madre”.
Ahora me atrevo a suponer que la Esposa del Espíritu Santo y “dispensadora de todas las gracias” , habrá sabido recompensar al hijo que salió por sus fueros de Esposa benditísima del Divino Espíritu, denostando las blasfemias contra Ella.
Como corroboración de la reparación debida a Nuestra Madre por las blasfemias contra Ella traigo a colación lo que la misma bendita Madre nos dijo en Fátima:” Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. A quien la abrazare prometo la salvación. Sus almas serán queridas por Dios como flores puestas por mí para adornar su trono… Delante de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en él. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María ULTRAJADO por los pecados de la humanidad..(2ª aparición del 13 de Junio según relato de Sor Lucía del Corazón Inmaculado en la 3ª memoria) . Al mes siguiente añadió NªSª: “ Cuandos hagáis sacrificios decid : Oh Jesús es por tu amor y en reparación de los pecados contra el Inmaculado Corazón de María.” Antes de morir la pequeña Jacinta decía “Sufro mucho, pero todo lo ofrezco por la conversión de los pecadores y para DESAGRAVIAR al Inmaculado Corazón de María“. En Pontevedra la Virgen se aparece a Lucía mientras el Niño Jesús decía “Ten compasión del Corazón de TU Santísima Madre cercado de espinas que los hombres le clavan en cada momento. La misma Virgen:” Mira mi Corazón cercado de espinas que los hombres me clavan sin cesar CON SUS BLASFEMIAS E INGRATITUDES.
Ahora bien, no vayamos a pensar que estas blasfemias,ingratitudes, pecados y ultrajes se refieren a lo que hombres de escaso nivel de educación podrían cometer. Del mismo “corpus“ de las apariciones de Fátima se desprende la aclaración de que los cinco primeros sábados seguidos en que la Virgen recomienda comulgar y acompañarla durante un cuarto de hora (prometiendo las gracias necesarias para la salvación en la hora de la muerte) están en relación con la reparación exigida por las BLASFEMIAS E INGRATITUDES contra su Inmaculado Corazón. Ellas se concretan en la negación de los dogmas marianos (Inmaculada Concepción, Virginidad, Divina Maternidad y Maternidad de María respecto de todos los hombres, así como los fallos en la educación mariana de los niños). Estas son las ingratitudes que tanto ofenden al Inmaculado Corazón y sobretodo a Dios Nuestro Señor en su Santa Trinidad que recibe como ofensas propias las cometidas contra su Hija predilecta, Esposa y Madre. Y estas ingratitudes más bien son cometidas por personas de alto nivel de educación, incluso de formación teológica y que ocupan cargos y ministerios dentro de la Iglesia. La mediación de María es algo querido por Dios y ordenado a la salvación de las almas. Y este es el gran dolor de María al sentirse así ultrajada. No es un vano egocentrismo que le hace reclamar la llamada mariolatría, ni tampoco resentimiento por las blasfemias e ingratitudes, sino es el dolor maternal al ver la condenación de tantos seres humanos que podrían salvarse y recibir innumerables gracias, por medio de la devoción al Corazón de la “dispensadora de todas las gracias” e incluso recibirían también los dones del Santo Espíritu de quien es Esposa.
Para terminar este pequeño escrito que me ha venido a las mientes inopinadamente pensando en la Virgen Santísima en medio de mis labores cotidianas, y que dedico en su honrra y por su amor, me parece muy útil la copia de un texto de Fr. Michel de la Sainte Trinité,( el mejor comentarista de Fátima junto con nuestro claretiano P. Alonso cuyos 14 volúmenes sobre Fátima permanecen inéditos bajo prohibición) que en su “Toute la verité sur Fatima” en su casi totalidad no traducido al castellano, se encuentra este breve botón de muestra entresacado del capítulo VI de dicha obra, que constituye un alegato impresionante en pro de la devoción al Corazón Inmaculado y de la reparación que le es debida por las BLASFEMIAS E INGRATITUDES.
“Este misterio de la compasión corredentora está expresado elocuentemente en Tuy: nada se nos dice sobre el Corazón de Jesús. Solamente el Corazón de María está representado. Pero la vidente insiste que el Inmaculado Corazón no apareció de acuerdo a la iconografía habitual, traspasado con una espada y con rosas, pero si con una corona de espinas y con llamas. En otras palabras, apareció exactamente como el Corazón de Jesús se apareció a Santa Margarita María. Esto nos sugiere, con San Juan Eudes, que los Corazones de Jesús y de María no son sino un solo Corazón, como es lo apropiado para un Desposado y su Esposa, sufriendo juntos la misma dolorosa Pasión por nuestra salvación…
EL MISTERIO DE UN CORAZON DE MADRE. .Con Su Inmaculado Corazón… en Su mano derecha,Nuestra Señora nos ofrece este Corazón. Ella nos lo da porque es nuestra Madre, nuestra verdadera Madre del Cielo. Su Corazón está ardiendo con el ESPÍRITU DE AMOR encendido con una ternura infinita por Sus hijos, a quienes Ella dio a luz con dolor en el Calvario, y con un amor real que quiere a cualquier precio salvarlos del fuego eterno del infierno.
Nosotros encontramos este concepto de la maternidad espiritual de María expresado vigorosamente en el mensaje de Fátima. Por ejemplo, en la importante revelación recibida por Sor Lucía el 29 de mayo de 1930 , donde Nuestro Señor enumera entre las BLASFEMIAS que ofenden más gravemente al Inmaculado Corazón de Su Madre:, las Blasfemias contra Su divina Maternidad, rechazando al mismo tiempo reconocerla como Madre de los hombres. La fórmula es rica en significado y muy instructiva. La Inmaculada, la Madre de Dios , por ser Ella la Madre de Cristo, es también la “Madre de los hombres” . Ya que , como dice el Apocalipsis, ella es quien los dio a luz, con dolor, a la vida divina. (Apoc. 12, 7)
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Estimado Hermano, un gusto saludarle, pero en el amor de Cristo lamento contradecirlo y no con mis palabras sino con las de la biblia, ahi jamas menciona que Maria es la esposa del Espiritu Santo, seria tanto como decir que es esposa de Dios mismo!!!! ya que Padre, Hijo y Espiritu Santo uno solo son ( 1 juan 5:7 )esa si que es una blasfemia, ademas el UNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y NOSOTROS ES CRISTO (2 TIM 2:5 ) no dudo la clase de mujer que debio ser Maria para que Dios pusiera sobre ella sus ojos y darle el privilegio de concebir a Su Hijo, pero de eso a que se le atribuyan cosas que no son hay un largo trecho, ademas Dios es fuerte y celoso (Exodo 20:4-5 )y repetidamente en toda la biblia menciona que El es el unico, no hay NADIE aparte de El, ni debemos adorar a NADIE que no sea El. Lo invito con todo mi amor a ud y a todo aquel que lee este comentario que mediten y estudien la palabra de Dios con todo su corazon, en oracion para que Dios les de claridad y puedan asi obtener la verdad que es lo que todos buscamos ( san juan 5:39 ). En el nombre de JESUS. Amen.
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Estimada hermana: He leído por encima su comentario. Puedo decirle que Ud.se ha equivocado de foro. Por lo visto Ud.no es católica y abunda en los alegatos sin base bíblica protestantes. Sus errores han sido mil veces refutados. De nada le servirá su aparente piedad si está fuera de la única Iglesia fundada por N.S.Jesucristo, fuera de la cual no hay posible salvación. Revíse su pensamiento y su modo sectario de acercarse a la Biblia, que es la que la condena. Yo espero ir al cielo por la Misericordia de Dios y es seguro que no la encontraré allí si no se convierte y abjura de sus errores.
La Virgen María por el Espíritu Santo que la cubrió con su sombra, engendró a Xto el Señor. Este es el fundamento de llamarla Esposa del Espíritu Santo. En adelante se borraran sus impíos comentarios si es que persiste. Vaya Ud a sus blogs en los que florecen sus errores e impiedades.
Por último quiero recomendarle que lea la “Refutación del protestantismo” tal como aparece en la barra lateral de este mismo blog, mire si puede refutarlo. También puede ir al link del artículo en inglés donde econtrará los errores de su secta más ampliamente refutados. Lo concerniente a María Santísima puede leerlo en castellano aquí. Lo reconocera todo si es que de verdad tiene Amor a la Verdad, que le haría salva, aunque lo veo muy difícil
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“Más tarde elucubré sobre la especial relación de María con el Espíritu Santo bla bla bla”, pues déjese de sabias lucubraciones y pasmos cobardes y despida a ese obrero sin contemplaciones, por indignantes defecciones como esa en la defensa de la fe vienen los abusos y las guerras y alzan los impíos insolentes la cabeza contra todo lo santo
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“seria tanto como decir que es esposa de Dios mismo!!!!”, ¿y eso te admira y escandaliza, Dalia? (y qué cerca estáis los protestantes de los musulmanes queriendo un Dios como queréis pintarlo, je je), con las palabras de la Biblia, como tú quieres, no es difícil comprender, o creer, mejor dicho, que María es hija de Dios, madre de Dios y esposa de Dios, pues como bien dices el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un mismo y único Dios, no pretendas sacrílegamente desentrañar el misterio de la Santísima Trinidad, bástete que Isabel, movida por el Espíritu Santo, la llamó Madre de mi Señor, y no te será difícil creer y comprender, supongo, que sólo Dios es el Señor
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