Tomado del blog Tradition in Action
Por Atila Sinke Guimarães. Traducido por el autor del blog AMOR DE LA VERDAD. Negritas e itálicas del traductor.
Más de una vez he dicho en esta página web (Tradition in Action, en adelante TIA) que creo que Juan Pablo II no es un santo . Creo que los “beatos” y “santos” elevados a la gloria de los altares por JPII y Benedicto XVI han recibido indebidamente este honor. Esto incluye la reciente beatificación de JPII. En este período posconciliar – especialmente después de la copiosa eliminación de los cánones que regulaban las causas de canonización y beatificación – estos procesos se convirtieron en totalmente irregulares y dejaron de reflejar la infalibilidad de la Iglesia.
A menudo los Papas recientes han elevado a la gloria de los altares a personas que fueron explícitamente o implícitamente condenadas por la Iglesia. Este fue el caso del abad Antonio Rosmini, quien en 2007 fue declarado beato por Benedicto XVI, a pesar de que 40 de sus tesis fueron condenadas por la Iglesia como heterodoxas (Denzinger 1891-1930). A Lutero, heresiarca por antonomasia, le fueron condenadas 41 tesis (Denzinger 741 y 781) , sólo una más que a Rosmini.
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Yo tengo la convicción que, con respecto a estas canonizaciones y beatificaciones, estamos asistiendo a una farsa enorme.
Cuando veo que después de una serie de cinco Vicarios de Cristo a partir de Juan XXIII , todo cambió en la Iglesia, me pregunto si las advertencias que Nuestro Señor nos dejó sobre los falsos Cristos y los falsos profetas (Mateo 24:24) no son aplicables a estos hombres que son oficialmente sus vicarios en la tierra.
Por eso tenía curiosidad por ver cómo la beatificación de JPII sería recibida por los progresistas situados en las antípodas del espectro ideológico de la posición de TIA.
A continuación enumero las objeciones en contra de esta beatificación tal como figuran en el semanario progresista de Londres, The Tablet, publicadas el 7 de mayo de 2011. Son objeciones implícitas o explícitas descritas con un cuidadoso lenguaje como si fueran algo envuelto en un papel de celofán para evitar su rotura en el envío. Paso a retirar esta cubierta protectora para examinar la sustancia de ellas y evaluarlas en lo que realmente dicen.
En la página editorial (p. 2), The Tablet expresa su posición oficial:
El proceso de beatificación de JPII no debería haberse iniciado tan pronto después de su muerte.
No era prudente acelerar el proceso sin esperar a ver si el presunto milagro – una supuesta cura de la enfermedad de Parkinson – fuera confirmada con el paso del tiempo.
El objetivo de la beatificación fue sancionar con el dedo de Dios la política de JPII. Y también para hacer cesar cualquier tipo de evaluación histórica.
JPII ha cometido errores que deberían ser examinados con el fin de aprender de ellos – como la crisis de pedofilia en la Iglesia que estalló bajo su pontificado.
Es un error tratar el papado de JPII como situado por encima de cualquier crítica.
En un artículo de Robert Mickens, corresponsal de The Tablet en Roma (pp. 8-9), hace estas observaciones :
Benedicto XVI ha enviado a la Iglesia un mensaje equivocado.
Para abrir el proceso de beatificación de JPII, Benedicto XVI pasó por alto el período de cinco años de mora que se guardaba normalmente.
Hubo prelados en el Vaticano que manifestaron su preocupación porque:
A. Era el primer papa que beatifica a su predecesor.
B. No era prudente beatificarle dentro de la atmósfera emocional que siguió a la muerte de la autorizada personalidad que rigió la Iglesia durante 27 años.
Pero Benedictó XVI ignoró estas dos advertencias. Esta beatificación fue la más rápida de la historia moderna.
Benedicto XVI aceleró la causa de JPII para asegurarse el apoyo popular a su propia política.
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- Se hizo la beatificación para ganar apoyo a Benedicto XVI por parte de los obispos de todo el mundo nombrados por JPII
- Y con la esperanza de que parte del afecto de la gente a JPII se desplazara a la figura ambivalente de Benedicto XVI.
- En efecto, después de seis años de papado, Benedicto ha mostrado una falta de carisma e incapacidad para llegar a la gente.
- La beatificación supone el “dinamizar” la Iglesia, que está mostrando alarmantes signos de fatiga.
- En la beatificación, Benedicto XVI fue eclipsado por el fantasma de JPII;
- Los críticos creen que la beatificación fue utilizado para encubrir los fracasos del pontificado de JPII.
- Creen que un hombre que no pudo hacer frente a los sacerdotes pedófilos no puede ser presentado como un modelo de fe.
- Muchos de estos fracasos del pasado también incriminan, consecuentemente, al Card. Ratzinger;
- La beatificación fue un movimiento estratégico para poner en situación delicada a aquellos que critican a Benedicto XVI y a su pontificado.
- La beatificación ha generado un entusiasmo que puede, o bien ayudar a Benedicto XVI, o también puede echar una sombra aún más oscura sobre él.
Se puede ver que la aceptación de la imposición de esta beatificación en la cúpula de los medios de comunicación progresistas no fue tan fácil como se esperaba. Ni tradicionalistas ni progresistas se alegran por esta beatificación, que tuvo lugar sólo porque Benedicto XVI decidió que debía hacerse. ¿Fue un acto arbitrario de autoridad, aplaudido por una multitud arrastrada a Roma por Obispos ambiciosos de mejorar su carrera, lo que beatificó a un hombre que no la merecía?
Doy un aviso a los que todavía quieran pensar:
Esta beatificación no ha sido tragada por los católicos. Tiene una base inestable. Lo que se construye sobre ella será inestable: Cuánto mayor sea lo que se quiera conseguir con ella, más endeble se volverá.
YA NO ES TAN SEGURA LA VERDAD
A principios de este año (enero 14) fuimos bombardeados con la noticia de que por primera vez en la historia un Papa había nombrado a un protestante, Werner Arber, como presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias, institución de 400 años de antigüedad . Ahora, cinco meses más tarde, se nos informa que Benedicto XVI ha dirigido algunas preguntas sorprendentes al jefe de esa Academia.
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Según una entrevista concedida por Arber a la revista de internet Swissinfo , éste dijo que el Papa había pedido orientación en cuestiones filosóficas relacionadas con la evolución. El protestante dice:
“Creo que de cuando en cuando el Papa toma nuestros hallazgos en la investigación y las incorpora a sus ideas. Sus decisiones son por ello influenciadas por estos hallazgos. Son preguntas como: ¿Qué es la verdad? ¿De dónde vengo? ¿Qué nos depara el futuro? También pregunta acerca de la evolución: ¿Cuál es la diferencia entre la vida y la no vida? Todo ello interesesa al Papa. “( The Tablet , 7 de mayo de 2011, p. 29)
Yo entiendo que alguien como Poncio Pilatos pueda decir a Nuestro Señor: “¿Qué es la verdad” (Jn 18:38). Como Pilatos estaba sumergido en las tinieblas del paganismo, rechazó la invitación a aceptar la Sabiduría encarnada, la Verdad misma. Es mucho más difícil de entender por qué el Vicario de Cristo en la tierra tiene que preguntar a un científico protestante “¿Qué es la verdad?” El Papado es, o al menos debería ser, el faro de luz para orientar a la Iglesia Católica y al mundo entero. Sin embargo, parece que Benedicto XVI no sabe cuál es la verdad, ni para qué Dios nos ha creado, ni que el futuro del hombre es alcanzar la bienaventuranza eterna. Las verdades elementales del Catecismo aconsejan a los niños huir de este Papa. El Sumo Pontífice, el Maestro de la Verdad, tiene que ir a un científico protestante para que se le informe sobre estos puntos … Me pregunto si Benedicto XVI, que no sabe “lo que traerá el futuro” , que considera, como parece, que el Cielo no es una realidad física, cómo puede determinar quién en realidad está en el cielo y por lo tanto quién es un beato o sea un bienaventurado.
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