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(Pulsa imagen) La Iglesia sufrirá en esta ocasión -la noche oscura de la falta de un Prelado y Padre que vele por ellos con amor paternal, dulzura, fortaleza, discernimiento y prudencia. Pero llegará la hora cuando, de una manera sorprendente, arrojaré de su trono al orgulloso y maldito Satanás, aplastaré su cabeza bajo mis pies y será encadenado en las profundidades del infierno.”(Nuestra Señora del Buen Suceso, 2 de febrero 1634)
Agregamos que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en función de Legado, o electo PONTÍFICE ROMANO que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía. o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que tal asunción haya adquirido validez, por aceptación del cargo y por su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos. Tal asunción no será tenida por legítima en ninguna de sus partes, y no será posible considerar que se ha otorgado o se otorga alguna facultad de administrar en las cosas temporales o espirituales a los que son promovidos, en tales circunstancias, a la dignidad de obispo, arzobispo, patriarca o primado, o a los que han asumido la función de Cardenales, o de Pontífice Romano, sino que por el contrario todos y cada uno de los pronunciamientos, hechos, actos y resoluciones y sus consecuentes efectos carecen de fuerza, y no otorgan ninguna validez, y ningún derecho a nadie.
En castellano:Las siete palabras
¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI -SABIENDO QUE EN UN CAMINO HAY LADRONES Y ASESINOS QUE ROBAN Y MATAN A CUANTOS PASAN- NO SE LO ADVIERTO A LOS QUE SE DIRIGEN A ÉL? ¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI -SABIENDO QUE LOS CARNÍVOROS LOBOS ESTÁN MATANDO A LAS OVEJAS DE MI SEÑOR? ¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI ENMUDEZCO AL VER COMO ROBAN LAS ALHAJAS DE LA CASA DE MI PADRE, TAN PRECIOSAS QUE LE CUESTAN LA SANGRE Y LA VIDA A DIOS, Y AL VER QUE HAN PEGADO FUEGO A LA CASA Y HEREDAD DE MI AMADÍSIMO PADRE?”“¡AH! NO ES POSIBLE CALLAR, MADRE MÍA. NO CALLARÉ AUNQUE SUPIESE QUE DE MÍ HAN DE HACER PEDAZOS, NO QUIERO CALLAR; LLAMARÉ, GRITARÉ, DARÉ VOCES AL CIELO Y A LA TIERRA, A FIN DE QUE SE REMEDIE TAN GRAN MAL. NO CALLARÉ… Y SI DE TANTO GRITAR SE VUELVEN RONCAS O MUDAS MIS FAUCES, LEVANTARÉ LAS MANOS AL CIELO, SE ESPELUZNARÁN MIS CABELLOS, Y LOS GOLPES QUE CON LOS PIES DARÉ EN EL SUELO, SUPLIRÁN LA FALTA DE MI LENGUA… TAL VEZ ME DIRÉIS QUE ELLOS, COMO ENFERMOS FRENÉTICOS, NO QUERRÁN ESCUCHAR AL QUE LES QUIERE CURAR; ANTES BIEN ME DESPRECIARÁN Y PERSEGUIRÁN DE MUERTE. ¡NO IMPORTA!” (SAN ANTONIO MARÍA CLARET)
imnumerables teólogos (sin que los papas objetaran) han enseñado la doctrina del Bautismo de deseo y hasta papas como Pío XII han aceptado explícitamente esta doctrina (Por ejemplo en carta a la Unión Católica italiana Ostetriche escribe “El acto de caridad puede bastar a un adulto para adquirir la gracia santificante y SUPLIR EL BAUTISMO.” [29 oct.1951; AAS 43] .para negar a continuación que esto valga a los infantes. Por su parte el Código de 1917 en el canon 737, dice que “el bautismo es la puerta de los otros sacramentos y para todos necesario in re vel in voto”.
San Alfonso María de Ligorio escribió, en referencia a lo dicho por el propio Belarmino: “¿Que algunos papas hayan caído en la herejía, algunos han tratado de probarlo, pero no lo han probado, ni nunca lo probarán; nosotros vamos a probar claramente lo contrario en el capítulo X. Pero además, si Dios permitiese que un Papa fuese hereje notorio y contumaz, éste dejaría de ser Papa, y la sede quedaría vacante. Mas si fuera hereje oculto, y no propusiese a la Iglesia ningún dogma falso, entonces no causaría ningún daño a la Iglesia, pero nosotros tenemos que presumir con justicia, como dice el cardenal Belarmino, que Dios no permitirá jamás que ningún Pontífice romano, ni siquiera como doctor [hombre] privado, llegue a ser hereje notorio ni siquiera oculto “ .
Llegará un día en que el mundo civilizado negará a su Dios, que la Iglesia dudará como dudó Pedro. Ella va a tener la tentación de creer que el hombre se ha convertido en Dios. En nuestras iglesias, los cristianos buscarán inútilmente la lamparilla roja en donde Dios los espera. Como María Magdalena, llorando ante la tumba vacía, le preguntarán: “¿Dónde lo han llevado?” -Papa Pío XII
Pidiendo desde ya disculpas, tanto al blog como a sus colaboradores y lectores, por la extensión y el tenor de este mensaje (ante la impotencia y la exasperación, es lo único que nos queda,), desde ya agradezco su publicación, si así lo creyere pertinente.
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Esta acusación efectuada por el padre Nöel Barbará es una de las tantas pruebas de la resistencia que desde diversos sectores, tanto Eclesiásticos como civiles, surgió desde un principio ante la apostasía que, visible y generalizadamente, se abatió sobre la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II, aunque larvada, solapadamente, ya existía desde mucho antes, como todos sabemos.
Así es como en aquel entonces aparecieron en escena nombres tales como los de los cardenales Alfredo Ottaviani y Antonio Bacci, los de Nöel Barbará, Joaquín Sáenz y Arriaga, Carlos Disandro, Louis Coache, Guérard des Lauriers, George de Nantes, Hervé Le Lay, Heberard Heller, y muchos otros, que, valiente, decidida y públicamente, no dudaron en levantar su voz en defensa de la Fe Católica, a través de giras, .de libros, de revistas, de conferencias, de charlas, etc., y a quienes hoy, merecidamente, podríamos llamar “próceres de la resistencia”.
Sin ir más lejos, algunos privilegiados tuvimos hasta la dicha incomparable de conocer personalmente -e incluso compartir con ellos un almuerzo en nuestra propia casa- a los padres Barbará y Saénz y Arriaga en su gira conjunta por Argentina.
Cabe acotar que todo este movimiento que se suscitó, no ocurrió sin errores ni disensos varios de por medio, algo más bien lógico en tiempos de borrasca. Todo lo contrario, los hubo y muchos (caso emblemático, si los hay, el del mismísimo Marcel Lefebvre), pero todos, de una manera u otra se lanzaron al ruedo sin titubeos ni temores, y así es como aportaron la luz suficiente para que muchos pudiéramos conocer la Verdad en medio de la debacle más completa.
Lamentablemente, hoy, ni siquiera con el ejemplo de dichos antecesores de por medio, inconcebiblemente (mal que nos pese decirlo), desde el ámbito eclesiástico, nadie, absolutamente nadie, es capaz de emular -ni medianamente- a aquéllos, saliendo a la palestra PÚBLICAMENTE en defensa de la Iglesia Católica. A lo sumo, desde algún sitio de Internet, conocido en el ámbito tradicionalista, pero ignoto para la inmensa mayoría de los católicos, hacen oír tibiamente su voz. Pero haciendo la comparación con la actitud de aquellos hombres, huelgan los comentarios.
Pareciera que para los actuales obispos y sacerdotes, en el peor momento -por lejos- de la historia de la cristiandad, con el solo hecho de apacentar sus rebaños propios y exclusivos, recluidos orondamente en sus recoletas capillas privadas, ya cumplen con su obligación y hacen lo necesario y suficiente, mientras el rebaño universal -del cual parecen olvidarse que también son pastores- vaga a oscuras, disperso y extraviado, y lo que es peor aún, guiado en su mayoría por lobos rapaces, sumiéndolo así en el desamparo más absoluto. ¿Es posible explicarse semejante ceguera y negligencia? ¿No habrá nadie que los despierte de su interminable letargo?
Y así es como hoy, Inexplicablemente, en el peor momento, cuando ya no queda piedra sobre piedra, cuando más falta hacen; ni el apostolado ni la predicación públicos y universales parecen existir.
Es más, verdaderamente exaspera ver que ni siquiera son capaces de seguir el ejemplo de tantos pontífices, reyes, príncipes, jefes de ejércitos…, que no dudaron en invocar el auxilio de la Sma. Virgen María, por algo llamada “Auxilium Christianorum”, en tantas gestas gloriosas, por todos conocidas, que debieron emprender en defensa de la cristiandad, en el curso de toda la historia, poniéndola a Ella al frente de todas las empresas (por caso, Covadonga, Lepanto, Granada, Viena, y tantos otros). Muchos menos todavía se les ocurre invocar la ayuda de tantos santos a quienes especialmente debiéramos acudir en estas circunstancias, tales como San Miguel Arcángel, San Pedro y San Pablo, San Atanasio, San Pío X, etc. Y uno, quiera que no, entonces se pregunta: ¿Qué esperarán para hacerlo? ¿Les faltará la fe suficiente para ello? ¿Creerán que no es necesario o que es ya demasiado tarde? Vaya uno a saber…
Por supuesto que, ni hablar de reunirse en algún sínodo (perfecto, imperfecto, o como se llame), como sería lo apropiado, para aportar alguna luz en esta hora de desolación, de confusión y de tinieblas, pues tal cosa pareciera ser a esta altura algo ya absolutamente utópico.
Cuesta reconocerlo, y mucho más todavía denunciarlo, pero lamentablemente es la realidad que hoy vivimos los pocos católicos que todavía recibimos la gracia (aun sin méritos propios, por supuesto) de seguir conociendo la Verdad.
Reiterando mis disculpas y mi agradecimiento en caso de que este mensaje fuere publicado, saludo a Uds. atte.
E.R.
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Gracias Ernesto. Ojalá tu comentario logre despertar las conciencias y no se limite a un levantamiento de cejas.
Y se decidan a ponerse de pie ante el mundo, a dar la cara y en conjunto por amor de Dios y de las almas, denunciando claro y fuerte la impostura, como estos adalides de la primera hora. Que equivocados en la forma de enfrentar al enemigo, o no, dieron la voz de alarma ante una masa informe de prelados, más preocupados de conservar el puesto que de guardar la fe.
Dios nos lo conceda.
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