[Es republicación]
[Se oye con frecuencia decir que el Concilio V. II fue bueno, con buena y aun excelente doctrina, a la que no se le puede achacar nada. El malo sería el “espíritu del Concilio” que vino después, o según otros el “pos-concilio”. Algunos desalmados habrían levantado ese movimiento posconciliar traicionando los documentos conciliares que en sí son irreprochables. Ahora bien, estas afirmaciones no resisten el análisis de los hechos y el estudio de los documentos conciliares. Una manera de probar esto último, sería dar a conocer el siguiente trabajo aparecido en 2003, en la revista SiSi NoNo.
Más tarde se intentó que se hiciera, según los pedidos de Ratzinger, una hermeneútica especial de los textos conciliares en armonía con la Tradición y el Magisterio anterior. A esta petición de Ratzinger se la llamó “Hermenéutica de la continuidad”. La cosa acabó en la nada pues nadie consiguió hacer ese imposible trabajo. En verdad el más indicado para hacerlo hubiera sido el propio Ratzinger que reunía en sí el cargo “papal” -que lleva consigo el atributo de enseñar y guardar la Tradición- y su intervención relevante en el concilio como perito conciliar. Pero no hizo nada y con seguridad ni lo intentó.
A continuación el enlace al documento PDF, el trabajo referido que detalla con precisión y de manera bastante completa, una sinopsis de los ERRORES DEL CONCILIO.]
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